Diego Diaz - Индекс потомака
Из пројекта Родовид
2
21/2 <1+1> ♀ Argilo Diaz de Brañosera [Diaz]3
31/3 <2+2> ♀ Gutina Munoz de Branosera [Muñoz] 42/3 <2+2> ♂ Diego Muñoz Castrogeriz [Muñoz] 53/3 <2+2> ♂ Nuno Muñoz de Castilla [Muñoz]4
61/4 <3+3> ♂ Nuño Fernández de Amaia [?] 82/4 <3+3> ♂ Gonzalo Fernández de Burgos [Cantabrio-Pelagiens]5
111/5 <8+9!> ♂ Fernán González [Cantabria]Титуле : 920, Condado de Castilla, Conde de Castilla
Свадба: <7> ♀ w Beatrice de Navarre [Jiménez] b. 900 d. 959
Свадба: <8> ♀ Urraca de Navarra [Jimena] d. 1041
Смрт: 970
6
171/6 <11+?> ♂ Herramel Álvarez [Lantarón]Титуле : Conde de Álava
Свадба: <11> ♀ Ava de Ribagorza [Ribagorza]
Титуле : изм 970 и 995, Conde de Castilla
Смрт: 995, Córdova
Сахрана: Burgos, Monasterio de San Pedro de Cardeña
Свадба: <13> ♂ w Ordoño IV de León [Astur] b. 924изр d. 960
Титуле : 962, Princesse de Navarre
Свадба: <14> ♂ Sancho Garcés II de Pamplona (Navarra) [Jiménez dynasty] b. 935изр d. децембар 994изр
Титуле : 970, Reine de Navarre
Титуле : 972, Comtesse d'Aragon
Смрт: 1007
7
351/7 <16+12> ♀ Teresa de León [Astur]Вера : Monja
Титуле : Oña, Abadesa del monasterio de San Salvador de Oña
Свадба: <17> ♀ Velasquita Ramírez [Astur]
Титуле : изм 982 и 984, Rey de Galicia
Титуле : изм 984 и 999, rey de León
Смрт: септембар 999
Титуле : Conde de Aragón, bajo el nombre de García III.
Свадба: <29!> ♀ Ximena Fernandez [Núñez de Cea] b. 970 d. 1035
Титуле : изм 994 и 1004, Rey de Pamplona
Смрт: 1004
La historiografía moderna le ha aplicado sin mayor fundamento el sobrenombre de “El Tremuloso”, “Trémulo” o “Temblón”, tomado de la cronística medieval que lo identificaba con su padre del mismo nombre. Fue el primogénito y sucesor de Sancho II Garcés y su esposa Urraca Fernández, hija del conde Fernán González de Castilla y viuda antes sucesivamente de dos reyes leoneses Ordoño III y Ordoño IV. Aparece documentado por primera vez a los siete años de edad como confirmante de una donación de sus padres al monasterio de San Millán de la Cogolla (14 de julio de 972). Se hizo cargo de la corona y la potestad regia (potestas regia) en los primeros meses de 994 cuando estaba próximo a cumplir su tercera década de vida, es decir, en la plena madurez isidoriana del hombre de aquella época. La monarquía pamplonesa y sus gentes como el resto de la España cristiana padecieron durante su vida un cúmulo creciente de inquietudes, sobresaltos y auténticos desastres que, sin embargo, no parece que se percibieran en las altas esferas eclesiásticas en clave escatológica como una “obsesión por el fin del mundo” a pesar de las copias del tratado escatológico de Beato de Liébana, el “Comentario del Apocalipsis”, existentes entonces en el tesoro librario de San Millán de la Cogolla. Con todo, para los dominios del Reino de Pamplona el período que tuvo como bisagra el cambio de milenio constituye asimismo un paréntesis de silencio cronístico, como si sus gentes estuviesen atravesando en aquellos años de pesadilla una especie de “túnel del tiempo histórico”, una penuria de informaciones autóctonas prolongada durante más de dos siglos. Ni siquiera se conocen, por ejemplo, las circunstancias ni el momento preciso del fallecimiento de Sancho II Garcés y mucho menos del de su hijo y sucesor, García II Sánchez, cuya figura se desvanece de la memoria histórica a partir del 999, como también, por ejemplo, las de su hermano Gonzalo y el obispo pamplonés Sisebuto, tan distinguido en la actualización escrita del acervo historiográfico y cultural pamplonés.
Después de más tres décadas de pugnas fratricidas y cruentas por la realeza incluso con injerencias musulmanas en ellas, se había reafirmado sobre el trono leonés Vermudo II (985). Había soportado este monarca las más profundas y asoladoras embestidas de las huestes del “mayordomo de palacio” o ḥāŷib cordobés Almanzor que desfilaron victoriosas por los núcleos de población más representativos del reino, como León, Astorga e incluso Compostela y su santuario del apóstol Santiago. De poco sirvió entre tanto la gallarda defensa de la frontera leonesa del curso superior del Duero protagonizada por el mencionado conde García Fernández de Castilla, vencido y muerto finalmente a manos de lo sarracenos (995). Y todavía en el mismo torbellino de calamidades falleció el propio Vermudo II (999) dejando un heredero menor de edad, Alfonso V, en el mismo año precisamente en que desaparecía sin dejar rastro su primo materno García II Sánchez, sucedido también por un hijo menor de edad, Sancho III Garcés el Mayor. Cuando García II Sánchez comenzó su breve reinado de apenas un lustro, la prórroga de la última tregua con los musulmanes había requerido poco antes la presencia en Córdoba (993) de un miembro de la familia regia, en este caso de su segundo hermano Gonzalo Sánchez, encargado de conquistar “el cariño” de Almanzor y dar pruebas cumplidas de obediencia. Se trataba de otro compromiso aparentemente amigable con Córdoba realizado por mera conveniencia y en circunstancias de evidente inferioridad militar. Resultaba una pausa más de humillación sin duda necesaria dentro de la línea política de oposición radical entre los dos irreconciliables espacios de civilización y cultura, cristiandad e islam. Y por esto tanto para la sociedad pamplonesa como para la leonesa no suponían tales negociaciones y acuerdos un repudio efectivo del programa de “liberación” cristiana de la Hispania irredenta. Desde sus altivas muestras de hegemonía, el todopoderoso ḥāŷib cordobés trataba por su lado de evitar las eventuales conjunciones de de sus enemigos natos basadas en los permanentes lazos de solidaridad religiosa y familiar. Con la desaparición de Sancho II Garcés la corte cordobesa debió de considerar cancelada la citada tregua renovada el año anterior tan precariamente como las anteriores. En todo caso, hacia principios del verano del propio año 994 la furia musulmana se desató redoblada por las riberas del Ebro y, desviándose hacia el norte, el ejército de Almanzor avanzó profundamente hasta los muros de la vieja ciudad de Pamplona, cuna simbólica y corazón del reino de su nombre, rendida al cabo solamente de cinco días de asedio. Las acostumbradas promesas de sumisión y lealtad política por parte de nuevo monarca lograron una vez más un breve alivio en los fragores bélicos. Cuando estaba a punto concluir el trienio habitual de la tregua (997) y al tener noticia del ataque contra Calatayud y la muerte de un prócer del linaje tuyibí que regía la gran región de Zaragoza por una partida de caballeros salida de los dominios pamploneses, respondió Almanzor con la matanza de medio centenar de cautivos del reino pirenaico retenidos en Córdoba como rehenes, uno de ellos hecho sacrificar a manos del niño de doce años ‘Abd al-Raḥmān “Sanchuelo”, el sobrino carnal por vía materna de García II Sánchez. Éste tuvo que avenirse a solicitar una nueva tregua y liberar a los presos musulmanes que se hallaban en su poder. En esta ocasión la paz solamente duró dos años y a continuación se sucedieron tres o, probablemente, cuatro campañas más. En una profunda embestida las huestes sarracenas remontaron el curso de los ríos Aragón o el Ega para volver a alcanzar sobre Pamplona, que en esta ocasión fue completamente arrasada (999) y no debió de quedar piedra sobre piedra de la iglesia catedralicia de Santa María, que sin duda había sido reconstruida después de las ruinas sembradas tres cuartos de siglo atrás por la famosa campaña de ‘Abd al-Raḥmān III. Al cabo de casi cien años más tarde todavía se iba a evocar patéticamente la desolación de la sede episcopal cuyo propio nombre había estado a punto de ser borrado de las páginas de la historia. De la siguiente campaña se sabe que discurrió por las “colinas de Pamplona”, es decir, de la región pamplonesa, y en ella entregada a las llamas cierta iglesia de Santa Cruz de ubicación actualmente desconocida. Las tropas musulmanas provenían de tierra castellana, en Cervera, cerca y al norte de Clunia (Coroña del Conde, Burgos), donde habían arrollado (1000, julio 29) a las fuerzas cristianas reunidas “desde Pamplona hasta Astorga” bajo el mando del nuevo conde castellano Sancho García, lo que permite pensar que los dos reyes cristianos, caudillos natos en semejantes tesituras, ya habían fallecido dejando además herederos menores de edad como se ha indicado. Los estragos se habían sucedido de tal forma que incluso se borró cualquier memoria sobre el momento y las circunstancias de la desaparición de García II Sánchez, prácticamente desconocido en las crónicas medievales. Como una probable muestra del desconcierto y hasta pánico general causado por semejante situación entre ciertas minorías del país, podría situarse en los dominios pamploneses el lugar de procedencia al menos de una buena parte de los monjes exiliados por aquellos años que, refugiados en la gran abadía borgoñona de Cluny, habían pedido al abad Odilón seguir en la comunidad anfitriona sus pautas litúrgicas de origen hispano-godo según noticia de un cronista borgoñón coetáneo. No debieron de ser, sin embargo, considerables las bajas sufridas por los miembros de la nobleza consagrados al oficio de las armas, pues su entrenamiento permanente y sus ágiles monturas les permitían escapar con relativa facilidad de las arremetidas del enemigo para refugiarse en las montañas cercanas. Cabe, por otro lado, suponer siquiera muy vagamente las angustias y pérdidas materiales de las poblaciones campesinas que, asentadas en núcleos próximos a las vías de comunicación preferidas en sus desplazamientos por el ejército enemigo, huirían despavoridas con sus mínimos ajuares y algunas cabezas de ganado hacia los montes más próximos, mientras las tropas cordobesas vaciaban los graneros, arrasaban las pobres viviendas e incendiaban los sembrados. Es muy probable, por lo demás, que el cuerpo del difunto monarca fuera inhumado en San Esteban de Deyo (Monjardín) donde con toda certeza descansaban los restos mortales de sus tres antecesores en la cúspide de la realeza pamplonesa. Habían ido desapareciendo sucesivamente también sus más próximos parientes varones, sus hermanos Ramiro y Gonzalo y, como su primogénito y sucesor Sancho III el Mayor sólo contaba con diez años de edad, debieron de encomendarse las funciones o potestad regia a su tíos segundos Sancho y García Ramírez, los más cercanos parientes masculinos que le quedaban. Pero en aquellos años de severa forja de su personalidad entre tantos aprietos y aflicciones, debieron de tenerlo continuamente a su lado, en mayor grado que nadie, las dos reinas viudas, su madre Jimena y, en especial, su abuela Urraca Fernández, tan baqueteada ésta en su larga y movida existencia y cuyo nombre de Urraca se había asignado a la única hermana, pues no es seguro que fuese también hermana suya la domna Sancha Sánchez que figura como confirmante detrás de sus tíos Sancho y García Ramírez en un diploma de 991.
Bibl.: E. Levi-Provençal, “España musulmana hasta la caída del califato de Córdoba (711.1031 d. C.)”, en R. Menéndez Pidal (dir.), Historia de España, IV, Madrid, Espasa Calpe, 1950 (5.ª ed. 1985), págs. 302 y 423-429; J. Pérez de Urbel, Sancho el Mayor de Navarra, Madrid, Institución Príncipe de Viana, 1950, págs. 13-21; A. Ubieto Arteta, “¿Dónde está el panteón de los primeros reyes pamploneses?”, en Príncipe de Viana, 19 (1958), págs. 267-277; M. Ali Makki, “La España cristiana en el diwan de Ibn Darray”, en Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, 30 (1963-1964), págs. 76- 79; J. Á. García de Cortázar, El dominio del monasterio de San Millán de la Cogolla (siglos X a XIII), introducción a la historia rural de Castilla altomedieval, Salamanca, Universidad, 1969; J. M.ª Lacarra, Historia política del reino de Navarra desde sus orígenes hasta su incorporación a Castilla, I, Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra, 1972, págs. 152-160; A. Cañada Juste, La campaña musulmana de Pamplona. Año 924, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1976; E. Benito Ruano, El mito histórico del año Mil, León, Colegio Universitario, 1979; L. Molina, “Las campañas de Almanzor a la luz de un nuevo texto”, en Al-Qantara, 2 (1981), págs. 209-263; J. Goñi Gaztambide, Historia de los obispos de Pamplona, I, Pamplona, EUNSA, 1979, págs. 110-114; M.ª J. Viguera, Aragón musulmán, Zaragoza, Librería General, 1981, págs. 121-133; A. Ubieto Arteta, Orígenes de Aragón, Zaragoza, Anubar Ediciones, 1989, págs. 203, 244, 299 y 307-317; A. Cañada Juste, “Las relaciones entre Córdoba y Pamplona en la época de Almanzor (977-1002)”, en Príncipe de Viana, 53 (1992), págs. 371-390; L. J. Fortún Pérez de Ciriza, Leire, un señorío monástico en Navarra (siglos IX-XIX), Pamplona, Institución Príncipe Viana, 1993, págs. 73-90; A. Martín Duque, “El reino de Pamplona”, Historia de España Menéndez Pidal, VII- 2, Madrid, Espasa Calpe, 1999, págs. 118-123; G. Martínez Díez, El condado de Castilla (711-1038). La historia frente a la leyenda, 2, Valladolid, Junta de Castilla y León-Marcial Pons Historia, 2005, págs. 517-576.
Ángel Martín Duque
http://dbe.rah.es/biografias/10261/garcia-ii-sanchezСмрт: 1017
Титуле : Conde de Monzón
Свадба: <18> ♀ Urraca Gómez [Banu Gómez] d. 1025
Титуле : изм 995 и 1017, Conde de Castilla
Смрт: 5 фебруар 1017
Сахрана: Oña, Burgos, Castilla y León, España, Enterrado en el monasterio de San Salvador de Oña.
Смрт: 1039
8
561/8 <39+58!> ♂ Lain Nunez de Bivar [Nunez de Bivar]Смрт: 1009, Córdoba (Andalusia), Al-Andalus
Титуле : 1009, Califa de Córdoba
- "Abd al-Rahman Sanchuelo (983 – 3 March 1009), born and died in Córdoba, was the son of Almanzor
Титуле : од 1004, Король Наварры
Титуле : од 1004, Граф Арагона
Свадба: <52!> ♀ Muniadona de Castilla [Castilla] b. 995 d. 1067
Титуле : од 1029, Король Испанцев
Смрт: 18 октобар 1035
Титуле : изм 999 и 1028, Rei de Leão
Смрт: 7 август 1028
Свадба: <50!> ♂ Санчо III Гарсес Наваррский (Великий) [Хименес] b. ~ 990 d. 18 октобар 1035
Титуле : 1029, Condesa de Castilla.
Други догађај: 1035
Смрт: 1067
Свадба: <22> ♀ Sancha de Leon [Leon]
Титуле : 1017, Conde de Castilla y Álava
Смрт: 13 мај 1029, León, España
Сахрана: ~ 1033, Oña, Monasterio de San Salvador de Oña
Era hija de García II Sánchez, Rey de Navarra, y de la leonesa Jimena. Contrajo matrimonio con Alfonso V en el año 1023 poco tiempo después de la muerte de la reina Elvira Menéndez. A la celebración de estos esponsales se había opuesto el abad Oliva a quien el rey navarro Sancho el Mayor había consultado dado el parentesco de los contrayentes, ya que ambos eran biznietos de Fernán González. Al lado de Alfonso como Reina aparece el 13 de noviembre del año 1023 haciendo la donación al fiel notario regio Sampiro de Villaturiel que había pertenecido a Eicta Fossátiz y que perdió por haberse rebelado. Urraca acompañó en los tres años siguientes al rey Alfonso por tierras galaicas. Allí el 29 de octubre del 1024 agregaron la diócesis de Tuy que había quedado destruida por la penetración normanda del año 1015, a la diócesis de Santiago de Compostela. El 30 de agosto del año 1025 Alfonso y Urraca presiden el juicio habido entre el obispo de Lugo, don Pedro, y unas gentes de los alrededores de Braga sobre la condición ingenua o servil de dichas gentes. Luego, y a petición del mismo obispo lucense confirmaron a esta iglesia las posesiones que los Reyes sus predecesores le habían otorgado, pues se le habían quemado algunos diplomas.
Muerto Alfonso V ante los muros de Viseo en el año 1028, tuvo que hacerse cargo de la tutoría del joven Vermudo III que tenía tan sólo once años. Los desórdenes que se extendieron por todo el Reino en los inicios de este reinado fueron afrontados con fortaleza por la reina Urraca, como lo demuestra la lucha mantenida contra Oveco Rudesíndiz, que tenía la potestad sobre Lugo y otras partes de su territorio y que por ser primo de la reina Elvira Menéndez, había sido de los nobles más favorecidos por el rey Alfonso V. La reina Urraca le reclamó el territorio y, a pesar de la resistencia del conde galaico, pudo recuperarlo y dárselo a la Iglesia de Lugo. El 30 de diciembre del año 1028 Vermudo y Urraca daban a la Iglesia de Santiago y a su obispo Vistruario, que había sido padrino del joven Monarca, la tierra llamada de Carnota y la villa de Cordario. Al escriba de este documento se le deslizó el error, llevado quizá por la costumbre, de poner Vermudo junto con mi esposa Urraca, Reina, lo que llevó a algunos cronistas antiguos a atribuirle a Vermudo un matrimonio que en realidad no existió, pues era su madrastra. En otros documentos Vermudo llamó a Urraca su tía. Así lo hizo cuando el 31 de mayo del año 1030 ambos cambiaron varias propiedades con el Monasterio de Santa María de Obona, o cuando al año siguiente dieron a Fruela Muñoz, conde del Alto Órbigo, la villa de Regos que había sido de la reina Elvira García, madre de Alfonso V.
Durante estos años, apoyada por su madre Jimena, Urraca participó activamente en las acciones de gobierno. En 1032 concertó el matrimonio de su sobrino Fernando, segundo hijo de Sancho el Mayor de Navarra, con la hermana de Vermudo, Sancha, la malograda prometida del infante García. En mayo de este año Vermudo con “mi amita la reina Urraca”, dio Villavente con todas sus pertenencias como las habían tenido sus antepasados, al obispo leonés Servando. Poco después aparece Vermudo con la reina Urraca en Santiago de Compostela, a cuya Iglesia concedieron los bienes que fueron de Sisnando Galiárez, nieto de Menendo González, que junto con sus hermanos mató, depredó villas enteras, realizó raptos y se apoderó de muchos bienes. Los desórdenes y levantamientos nobiliarios de los años de 1032 y 1033 iban a hacer posible la llegada a León de Sancho el Mayor. No se sabe si vino para tutelar los derechos de su hermana Urraca y de Vermudo, o llevado por sus afanes imperialistas.
Hasta principios del año 1035 Urraca continuó titulándose reina de León. En febrero de este año Vermudo aparece ya casado con Jimena y el papel de Urraca se vio eclipsado. Con ella habían venido de la Corte navarra varias damas, entre otras, María Velázquez, que llegó a tener una fortuna importante con la que construyó un Monasterio, el de San Pedro y San Pablo, junto a la Puerta del Conde de la capital leonesa y al que dotó muy espléndidamente.
Bibl.: P. E. Flórez, España Sagrada, t. XXXV, Madrid, Antonio Marín, 1784; P. M. Risco, Historia de la ciudad y corte de León y de sus reyes, Madrid, Oficina de Blas Román, 1792; Fr. J. Pérez de Urbel, Historia del Condado de Castilla, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1945; Sancho el Mayor de Navarra, Madrid, 1950; España cristiana 711-1038, Madrid, Espasa Calpe, 1956; J. M. Lacarra, “La intervención de Sancho el Mayor en el Condado de Castilla y en el reino de León”, en VV. AA., Homenaje a J. E. Uranga, Pamplona, 1971, págs. 31-43; L. Núñez Contreras, “Colección diplomática de Vermudo III, Rey de León”, en Historia, Instituciones, Documentos, 4, Sevilla, 1978, págs. 381- 515; J. M.ª Fernández del Pozo, “Alfonso V, Rey de León. Estudio Histórico-Documental”, en León y su Historia, t. V, León, Centro de Estudios e Investigación San Isidoro (CEISI), págs. 10-262; J. M. Ruiz Asencio, Colección documental del Archivo de la Catedral de León (986-1031), León, CEISI, 1987; M. Herrero de la Fuente, Colección diplomática del monasterio de Sahún II, (1000-1073), León, CEISI, 1988; J. M. Ruiz Asencio, Colección documental del Archivo de la Catedral de León (1032-1109), IV, León, CEISI, 1990; J. Rodríguez Fernández, La monarquía leonesa, El reino de León en la Alta Edad Media, León, CEISI, 1995, págs. 129-413; J. M.ª Fernández del Pozo, Alfonso V (999-1028). Vermudo III (1028-1037), Burgos, La Olmeda, 1999.
José María Fernández del Pozo
http://dbe.rah.es/biografias/34376/urraca-garces